El proyecto combina un hotel contemporáneo con un área comercial, donde la integración de espacios es funcional y estética. La estructura del hotel, de diseño minimalista y líneas limpias, se complementa con grandes ventanales y balcones que aportan dinamismo. Los tonos neutros y los materiales cálidos equilibran el conjunto, dándole una sensación de modernidad acogedora. La vegetación desempeña un papel clave en la relación entre la edificación y el entorno urbano. Se han incorporado jardines cuidadosamente diseñados en la base del edificio, con plantas ornamentales de baja altura que aportan color y textura. Las palmeras, de esbeltos troncos y copas amplias, no solo resaltan la verticalidad del proyecto, sino que también ofrecen sombra natural y frescura al entorno. El área comercial, con voladizos y amplias ventanas horizontales, mantiene la coherencia estética y se complementa con vegetación colocada estratégicamente. Macetas y pequeños jardines añaden verdor a los espacios peatonales, creando un entorno más amigable y natural. En conjunto, el diseño integra hábilmente vegetación y arquitectura, creando un balance entre funcionalidad, estética y naturaleza, todo dentro de un lenguaje arquitectónico contemporáneo.