Una carnicería típica de mercado mexicano, ubicada en un espacio cerrado sin ventanas ni vacíos. Las paredes están pintadas en tonos vivos de rosa y naranja, con acentos grises que equilibran el ambiente. En el centro del local destaca un refrigerador grande e iluminado, lleno de cortes de carne fresca dispuestos de manera ordenada y atractiva. La iluminación del espacio es cálida y abundante, resaltando los detalles coloridos y las texturas de los materiales. Elementos decorativos tradicionales, como azulejos con patrones mexicanos y acabados rústicos, completan el entorno, dándole un aire auténtico y vibrante.