Materiales: Predominan los muros de adobe, piedra, ladrillo aparente o incluso barro, combinados con techos de teja roja o terracota. Colores: Tonos cálidos y terrosos como el ocre, naranja, rojo, beige o blanco encalado, que resaltan con detalles en azul cobalto, verde esmeralda o amarillo mostaza. Detalles arquitectónicos: Pórticos con arcos, vigas de madera expuestas, ventanas con herrería decorativa y puertas de madera maciza tallada. Entorno: Rodeada de jardines exuberantes con cactus, agaves, flores como bugambilias, y caminos empedrados. Interior: Espacios abiertos: Habitaciones conectadas con arcos interiores y techos altos con vigas de madera. Pisos: Suelos de barro cocido, terracota o mosaicos de cerámica pintados a mano. Muebles: Mobiliario de madera sólida, generalmente de pino o mezquite, con acabados rústicos. Sillas y mesas decoradas con detalles tallados o pintados. Textiles: Colchas y cojines tejidos a mano con patrones tradicionales, colores vivos y bordados, como los característicos del estado de Oaxaca o Chiapas. Detalles decorativos: Cerámica de Talavera, macetas de barro, espejos con marcos de hierro forjado, y lámparas de vidrio soplado o de hierro. Chimenea: Una chimenea central, con un diseño sencillo y revestida en ladrillo o piedra, para complementar la atmósfera cálida.