Un antiguo caserón abandonado, envuelto en una densa niebla, se alza amenazadoramente en medio de un bosque oscuro. Sus ventanas están tapiadas, pero se pueden ver ojos brillantes detrás de ellas. Un cuervo grazna en lo alto, mientras que un gato negro se escabulle entre las sombras. La luna llena ilumina la escena, proyectando sombras alargadas y siniestras. El viento susurra entre los árboles, y se pueden escuchar susurros y gemidos provenientes del interior de la casa. De repente, una puerta se abre de golpe, y una figura encapuchada emerge de la oscuridad. Sus ojos brillan como brasas, y su risa es tan escalofriante que te eriza la piel. La figura se acerca lentamente, sus pasos resonando en el suelo húmedo. Te sientes paralizado por el miedo, incapaz de moverte. La figura se detiene frente a ti, y sus ojos se clavan en los tuyos. De repente, la figura se lanza hacia ti, sus garras extendidas. Cierras los ojos con fuerza, esperando lo peor. Pero cuando los abres, la figura ha desaparecido, y solo queda el sonido del viento susurrando entre los árboles. Te quedas allí, temblando de miedo, hasta que finalmente te atreves a moverte. Corres lo más rápido que puedes, sin mirar atrás, hasta que llegas a la seguridad de tu hogar. Pero la imagen de la casa encantada y la figura encapuchada te persigue durante días, y no puedes evitar preguntarte si realmente la viste o si solo fue tu imaginación.