Gengar, un Pokémon de tipo Fantasma y Veneno, tiene una forma redonda y corpulenta, con una sonrisa siniestra que se estira de oreja a oreja. Su cuerpo púrpura oscuro y sus ojos rojos brillantes le dan una apariencia malévola, capaz de fundirse en las sombras y manipular el miedo de aquellos a su alrededor. No tiene necesidad de caminar, ya que puede levitar y atravesar paredes, haciendo de lo intangible su dominio. Su sonrisa perenne y su risa macabra ocultan su capacidad de robar calor y energía vital. Ahora imaginemos a Gengar, como describiría Borges: flotando en el aire nocturno, como una entidad más allá del tiempo, su sombra se desliza sobre los adoquines de la ciudad, entrelazándose con los recovecos de la realidad y lo soñado. Asusta a la gente no con simple miedo, sino con una perturbación más profunda, como si su presencia susurrara la fragilidad del mundo y de lo que creemos conocer. Es en la sonrisa de Gengar donde el terror toma forma poética, allí donde la risa perversa deja entrever lo inexplicable.