Imagina un animal abstracto que combina formas geométricas y fluidas, fusionando elementos de la naturaleza con una estética surrealista. Su cuerpo está compuesto por una serie de capas y superficies que se intercalan entre círculos, triángulos y líneas curvas, creando una figura que no es claramente reconocible como una criatura tradicional. Su piel parece estar hecha de energía, con colores vibrantes que se desplazan y cambian constantemente: tonos de azul, púrpura, naranja y verde se mezclan de manera casi líquida. Las patas del animal son largas y estilizadas, formadas por líneas angulosas que se curvan hacia arriba como columnas de cristal. Estas patas no tienen una forma definida de huesos o músculos, sino que parecen ser extensiones del espacio que las rodea, como si estuvieran hechas de luz o energía pura. En lugar de ojos, el rostro del animal tiene dos grandes manchas de color que se desvanecen y se transforman, sugiriendo una percepción que va más allá de la vista convencional. El animal parece estar en movimiento, pero sus movimientos son fluidos y etéreos, como si fluyera entre diferentes dimensiones, desafiando las leyes de la gravedad y la física. A veces su forma se estira hacia el infinito y otras se contrae en pequeños puntos de energía pura. No tiene una definición exacta de tamaño, ya que su presencia parece expandirse y contraerse dependiendo del entorno que lo rodea, como si su existencia estuviera conectada directamente con el espacio a su alrededor. En lugar de un sonido tradicional, su presencia se percibe como una vibración suave, un tono armónico que resuena en el aire, y su piel parece emitir destellos de luz que dejan rastros de colores por donde pasa, como si el tiempo se ralentizara a su alrededor.