La estación de bomberos subterránea se yergue sobre un fondo de densos bosques. La lluvia cae con fuerza, arrastrándose entre las ramas mientras el aire está en calma. Una manada de nutrias traviesas persiguen el crepúsculo, sus rostros iluminados por el suave resplandor de los faroles cercanos. El aire está cargado de olor a pino y tierra húmeda, mientras la bulliciosa ciudad de abajo se acerca a su fin. La escena es a la vez surrealista y aterradora, un recordatorio para estar alerta sin miedo.
La estación de bomberos subterránea se yergue sobre un fondo de densos bosques. La lluvia cae con fuerza, arrastrándose entre las ramas mientras el aire está en calma. Una manada de nutrias traviesas persiguen el crepúsculo, sus rostros iluminados por el suave resplandor de los faroles cercanos. El aire está cargado de olor a pino y tierra húmeda, mientras la bulliciosa ciudad de abajo se acerca a su fin. La escena es a la vez surrealista y aterradora, un recordatorio para estar alerta sin miedo.