Érase una vez una mariposa que se esforzaba por liberarse de su capullo. En cierta ocasión, un hombre la observó en su lucha y decidió intervenir. Usando unas tijeras, cortó el capullo y la mariposa emergió sin dificultad. No obstante, sus alas estaban frágiles y no lograba volar. Lo que el hombre ignoraba era que la resistencia necesaria para salir del capullo es lo que fortalece las alas de la mariposa. A veces, son los desafíos los que nos otorgan mayor fortaleza.
Érase una vez una mariposa que se esforzaba por liberarse de su capullo. En cierta ocasión, un hombre la observó en su lucha y decidió intervenir. Usando unas tijeras, cortó el capullo y la mariposa emergió sin dificultad. No obstante, sus alas estaban frágiles y no lograba volar. Lo que el hombre ignoraba era que la resistencia necesaria para salir del capullo es lo que fortalece las alas de la mariposa. A veces, son los desafíos los que nos otorgan mayor fortaleza.