En el interior de un antiguo palacio en ruinas, la princesa Takiyasha recita un hechizo sosteniendo un pergamino, invocando un esqueleto gigante que se alza amenazante en el centro de la escena. El esqueleto, con sus huesos detalladamente representados y ojos vacíos, se inclina hacia adelante, mientras Mitsukuni y su compañero, sorprendidos y asustados, se preparan para enfrentarlo. La atmósfera está envuelta en sombras y tonos terrosos, acentuando el misterio y peligro de la escena, capturando un momento de tensión extrema y lo sobrenatural con gran precisión y dinamismo.