La chica está de pie, con los brazos cruzados firmemente sobre su pecho, su postura relajada pero al mismo tiempo algo tensa, como si estuviera absorbida en sus pensamientos. Su mirada está fija en un punto distante, los ojos ligeramente entrecerrados, como si tratara de resolver algo en su mente. En un momento, parpadea lentamente, un parpadeo casi imperceptible que marca la transición de su expresión. Mientras sus párpados se levantan, su rostro, antes concentrado, comienza a transformarse sutilmente. Las comisuras de sus labios, que antes estaban neutrales, empiezan a curvarse hacia abajo, y sus cejas, ligeramente fruncidas, se tensan en una señal de preocupación. Los ojos, que antes reflejaban una calma pensativa, ahora muestran un leve brillo de tristeza, como si algo en su interior hubiera cambiado con ese simple parpadeo. El aire a su alrededor parece volverse más denso mientras su cara se va transformando poco a poco, revelando una melancolía que empieza a aflorar, mientras sus ojos se llenan de una mirada distante y vacía. La tensión en su cuerpo aumenta ligeramente, pero mantiene los brazos cruzados, como si tratara de contener las emociones que se desbordan con cada cambio sutil en su rostro