En el vasto vacío del cosmos, el choque de dos fuerzas titánicas ilumina y oscurece el universo. Asteria, la diosa de las estrellas, aparece en todo su esplendor, rodeada de un resplandor celestial. Su energía estelar brilla intensamente, y mariposas de luz cósmica giran alrededor de ella, creando ilusiones que distorsionan la realidad y confunden a su oponente. Nyx, la diosa primordial de la noche, se manifiesta con una presencia imponente y majestuosa. En un despliegue de su poder, convoca una ola de oscuridad primordial que envuelve el campo de batalla en un manto de sombras insondables. La noche eterna que ella crea se extiende, absorbiendo y apagando la luz estelar de Asteria con una fuerza implacable. A medida que la batalla comienza, Nyx utiliza su control sobre la oscuridad para generar una tormenta de sombras que se arremolina a su alrededor. Las sombras se vuelven densas y opacas, absorbiendo la luz de Asteria y desintegrando las ilusiones estelares en un remolino de tinieblas. Las sombras se transforman en figuras espectrales que atacan a Asteria, interfiriendo con su habilidad para crear y mantener ilusiones. En respuesta, Asteria canaliza su energía estelar en un poderoso estallido de luz, que se transforma en constelaciones vivientes que luchan contra la oscuridad. Las constelaciones se convierten en figuras luminosas que disparan rayos de luz para atravesar el manto de sombras de Nyx. Sin embargo, Nyx convoca una ola de oscuridad que absorbe la luz, neutralizando los rayos estelares y restaurando la supremacía de las sombras. A medida que la batalla se intensifica, Nyx usa su poder de manipulación del sueño y las pesadillas para influir en Asteria. Envía ondas de sueño que inducen visiones perturbadoras y pesadillas a su oponente. Las ilusiones estelares de Asteria se mezclan con visiones oníricas distorsionadas, dificultando su capacidad para enfocar y mantener su ataque contra la oscuridad. Nyx también emplea su control sobre el ciclo nocturno para manipular el tiempo en el campo de batalla. La noche se extiende, creando un ambiente en el que el tiempo parece dilatarse. Asteria, atrapada en la expansión del ciclo nocturno, lucha por mantener su forma y resistir la invasión de sombras. En un movimiento final, Nyx utiliza su creación de seres de la oscuridad para invocar espectros guerreros. Estos espectros atacan a Asteria con un frenesí de sombras y oscuridad, desafiando el resplandor estelar con su presencia abrumadora. Los espectros se mezclan con las sombras y las pesadillas, creando una fuerza de ataque implacable que bombardea a Asteria desde todos los ángulos. Asteria se esfuerza por mantener su forma bajo la presión de la oscuridad y los espectros. Lanza estallidos de luz estelar con un resplandor deslumbrante, tratando de disipar las sombras y defenderse contra los ataques. Las mariposas estelares giran en un torbellino de luz, buscando mantener a raya a los espectros y restaurar un equilibrio temporal en el campo de batalla. Pero, en el clímax de la batalla, la fuerza primordial de Nyx se manifiesta en una última ola de oscuridad que se abalanza sobre Asteria. La oscuridad engulle el resplandor estelar, absorbiendo la luz y dispersando las ilusiones estelares en una noche eterna. La tormenta de sombras y los espectros se unen en un ataque final que consume toda resistencia. Con un último resplandor de sombras, Nyx emerge triunfante, su dominio sobre la noche y la oscuridad reafirmado. La batalla culmina con Nyx como la soberana absoluta del cosmos, habiendo neutralizado y absorbido el esplendor estelar de Asteria. La noche eterna se establece nuevamente en el universo, restaurando el equilibrio con el poder primordial de Nyx.