AI画像ジェネレータ
v2
una casa que parece más una entidad viviente que una estructura estática. Esta casa está ubicada sobre la colina de un jardín lleno de viento y hojas volando. Su fachada es fría, áspera, y hecha de un tipo de piedra oscura que recuerda al color morado profundo del atardecer. Sus paredes, inclinadas y erguidas como el vuelo de un pájaro en pleno despegue, están cubiertas de espinosas ramas de peral, similares a las flores favoritas de Vidia, creando una barrera que parece advertir que no se entra sin permiso.
La estructura tiene formas angulosas que simulan el movimiento del viento, como si la misma casa pudiera cambiar de posición para adaptarse a los caprichos de una brisa rápida o un vendaval fuerte. De hecho, los tejados se levantan en espiral, asemejándose a remolinos, mientras los balcones, finamente decorados con plumas de tonos lilas y morados, parecen temblar como si la casa misma pudiera despegar en cualquier momento.
Las ventanas son alargadas, como los ojos penetrantes que observan cada movimiento a su alrededor. Los marcos están cubiertos por enredaderas espinosas, lo que las hace difíciles de abrir, pero perfectas para dejar entrar solo lo justo de luz turquesa, como los ojos de Vidia.
Al acercarte, el viento parece más fuerte, como si la casa estuviera comunicándose a través del aire. Dentro, los suelos crujen como si el espacio estuviera constantemente moviéndose, inquieto. Las escaleras interiores son largas y sinuosas, como si fueran un recorrido para quienes se atrevan a conocer los secretos de este lugar. Cada habitación tiene un toque de elegancia oscura, con muebles suaves y lujosos de color lila profundo, pero con esquinas afiladas, como plumas que podrían cortar.
En el jardín, solo crecen plantas rebeldes, flores espinosas, diente de león que flota en el aire, ignoradas por la casa, y pequeños árboles con hojas que parecen volar sin rumbo. Esta casa no es acogedora ni para todos; es para quienes valoran el misterio, la soledad, y el control del viento. Como Vidia, la casa no tolera la debilidad y se ríe en secreto de quienes intentan domesticarla, mientras las hojas caen a sus pies sin orden ni control.