Interior de estilo brutalista en un amplio loft ubicado en un polígono industrial, diseñado para aprovechar al máximo la luz natural que entra a través de grandes ventanales con carpinterías negras, aportando una atmósfera abierta y luminosa durante el día. Las paredes de hormigón visto, combinadas con pilares y vigas de acero expuesto, definen el carácter industrial del espacio, mientras que los acabados en hierro corten añaden un toque cálido y sofisticado. El mobiliario minimalista, compuesto por sofás de líneas rectas en tonos neutros y mesas auxiliares de vidrio y metal, contrasta con el suelo de cemento pulido que refleja la luz natural. En la decoración, destacan alfombras de tejido grueso en tonos grises y negros que delimitan las zonas de estar, y cojines con texturas variadas que aportan un toque acogedor. Una gran lámpara de diseño geométrico cuelga sobre la zona central, proporcionando una iluminación cálida al caer la tarde. En una de las paredes principales, estanterías metálicas albergan una cuidada selección de libros de arte y objetos decorativos, como esculturas abstractas y piezas cerámicas en tonos terrosos. El comedor, integrado al espacio, cuenta con una mesa de madera maciza acompañada de sillas de diseño industrial en metal negro. Detalles decorativos, como plantas de gran tamaño en macetas de cerámica y cuadros abstractos con tonalidades oscuras, suavizan el ambiente robusto y aportan un toque personal. El loft combina funcionalidad y diseño contemporáneo con una estética brutalista que respeta la esencia industrial del entorno, logrando un espacio único y lleno de carácter.