Yo te he visto pasar mil veces por mi puerta sin tu saber que eres mis sueños; me brindabas una sonrisa fugaz haciendo que el cristal de mis ojos se estremeciera convirtiéndose en un relámpago dulcemente cruel que he sabido guardar en el sagrario del alma.
Yo te he visto pasar mil veces por mi puerta sin tu saber que eres mis sueños; me brindabas una sonrisa fugaz haciendo que el cristal de mis ojos se estremeciera convirtiéndose en un relámpago dulcemente cruel que he sabido guardar en el sagrario del alma.