vivienda brutalista moderna ubicada en un entorno volcánico de las Islas Canarias. La estructura presenta un acabado de hormigón visto con líneas fuertes y angulares, destacando por su diseño robusto. Las cubiertas son planas y ajardinadas, con vegetación nativa que se integra perfectamente con el paisaje rocoso volcánico circundante. Las carpinterías son de madera de morera, cuyas tonalidades cálidas contrastan elegantemente con el gris frío del hormigón. Grandes ventanales enmarcados por esta madera noble ofrecen vistas panorámicas hacia el océano Atlántico y permiten la entrada de luz natural, sin perder la esencia brutalista de la vivienda. La madera de morera, resistente y rica en textura, aporta un toque orgánico que refuerza la conexión con el entorno natural. La casa se integra de manera armoniosa en el paisaje árido, caracterizado por rocas negras, cactus y palmeras autóctonas