Villa de estilo brutalista situada en una zona de playa, que destaca por sus líneas fuertes y angulosas en combinación con elementos naturales. La fachada presenta alistonados de madera que suavizan la robustez del concreto, creando un contraste armónico y cálido. Los voladizos amplios y geométricos se extienden hacia el exterior, generando una sensación de ligereza y modernidad, mientras grandes ventanales permiten el ingreso de abundante luz natural al interior durante el día y reflejan el brillo de la luna en la noche. En el interior, el mobiliario sigue un estilo japandi, combinando la sencillez japonesa con la calidez escandinava, en tonos neutros y materiales naturales como madera clara, lino y piedra. Los espacios están diseñados para crear una atmósfera relajante y equilibrada, con detalles minimalistas y funcionales. El exterior es una escena de playa bajo la suave luz de una noche de luna llena, que ilumina el entorno arenoso y el océano, aportando un ambiente sereno y contemplativo. La luna llena se refleja tanto en la superficie del agua como en los ventanales de la villa, resaltando el carácter arquitectónico del espacio y su conexión con el entorno natural."