Villa de estilo conceptual ubicada en los acantilados de Melbourne, que se destaca por sus líneas fuertes y angulosas en un entorno natural de hierba y pequeños tapices de flores silvestres. La fachada incorpora detalles de ladrillo que suavizan la solidez del concreto, generando un contraste armonioso y cálido en la estructura. Los voladizos amplios y geométricos se proyectan hacia el exterior, otorgando una sensación de ligereza y modernidad que contrasta con la robustez de la villa. Grandes ventanales permiten la entrada de abundante luz natural durante el día y reflejan el brillo de la luna en las noches despejadas. En el interior, el diseño sigue una estética japandi, fusionando la sencillez japonesa con la calidez del estilo escandinavo. La paleta de tonos neutros y el uso de materiales naturales como la madera clara, el lino y la piedra crean un ambiente sereno y equilibrado. Los espacios están cuidadosamente diseñados con detalles minimalistas y funcionales para brindar una atmósfera de calma y sofisticación. El exterior se presenta en una escena invernal, resaltando el carácter arquitectónico de la villa y su integración con el entorno natural. La fría estación envuelve la estructura, acentuando los reflejos en charcos de agua y en el mar cercano, que capturan la arquitectura angular y juegan con la luz suave y difusa del invierno, subrayando la armonía entre la villa y el paisaje agreste que la rodea.