El hombre y la mujer están sentados de espaldas el uno al otro, con sus cuerpos ligeramente inclinados hacia adelante, como si el peso de la distancia entre ellos les afectara. Ambos tienen la cabeza agachada, mirando hacia el suelo, como si cada uno estuviera perdido en sus propios pensamientos. La tensión en sus espaldas es palpable, ya que sus hombros están rígidos, y sus brazos caen a los lados de manera natural, pero sin el contacto cercano que solían compartir. A pesar de estar tan cerca físicamente, hay una clara separación emocional que se refleja en sus posturas: cada uno parece abstraído en su propio mundo, buscando tal vez una respuesta que no saben cómo encontrar. La luz suave del entorno ilumina sus siluetas, pero no alcanza a suavizar la sensación de desconexión, mientras sus miradas caen hacia el suelo, sin buscar el contacto visual que podría haber sanado su distancia.