Una chica joven está sentada sola en una cafetería, mirando por la ventana mientras sostiene una taza de café caliente entre sus manos. En su teléfono, sobre la mesa, aparece una notificación con un mensaje que dice "Hola" o "¿Cómo estás?". Sin embargo, la chica no reacciona. Su mirada está fija en el exterior, donde la lluvia golpea suavemente el cristal, creando pequeños riachuelos que distorsionan la vista del mundo exterior.
Su expresión es distante, como si estuviera perdida en sus pensamientos o quizás evitando enfrentar la conversación. A su alrededor, la cafetería tiene un ambiente cálido, con luces amarillas y el murmullo lejano de otros clientes, pero su silencio contrasta con el bullicio, destacando su aislamiento emocional en ese momento.
Una chica joven está sentada sola en una cafetería, mirando por la ventana mientras sostiene una taza de café caliente entre sus manos. En su teléfono, sobre la mesa, aparece una notificación con un mensaje que dice "Hola" o "¿Cómo estás?". Sin embargo, la chica no reacciona. Su mirada está fija en el exterior, donde la lluvia golpea suavemente el cristal, creando pequeños riachuelos que distorsionan la vista del mundo exterior.
Su expresión es distante, como si estuviera perdida en sus pensamientos o quizás evitando enfrentar la conversación. A su alrededor, la cafetería tiene un ambiente cálido, con luces amarillas y el murmullo lejano de otros clientes, pero su silencio contrasta con el bullicio, destacando su aislamiento emocional en ese momento.